martes, 26 de junio de 2012

Mi Inmortal

La primera vez que la vi surgió de entre las sombras de los mundos secretos. Deslizándose sin hacer ruido. Llena de miedos. Un montón de sueños por equipaje y un llanto ahogado en los recuerdos de todo lo que habría podido ser.
Tuve miedo de rozarla. Tal vez se deshiciera como una flor marchita.
Apenas veinte años y mil libros de los que conocía el final.

Solo le pedi un promesa. Se rió.
-Eres absurdo. - Dijo. - Eso te aseguro que no va a pasar.

He olvidado cuántas fueron las noches sentados juntos a la chimenea, o acurrucados bajo aquella vieja manta que fue lo único que le dejó su madre. Cuantas fueron las historias que me relató. Cuantos los sueños que compartió conmigo. Lo he olvidado. Tal vez lo olvide fácil porque nunca desee que sucediera. O tal vez si. No sé. El caso es que sólo queda en mi un vago recuerdo de aquellos días.
Cuando me fui me regaló una canción.

Ella no cumplió su promesa.
Yo tampoco.

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